Para empezar a correr descalzo y mantener tus pies a salvo de ampollas, cortes y heridas varias, lo más recomendable es usar unas zapatillas minimalistas. Estas irán adaptando lo que sientes al pisar con el movimiento que has de hacer y después, poco a poco, sin ningún tipo de apoyo pero en distancias cortas. Las deberás emplear, al menos, durante un año para que tus extremidades inferiores se vayan acostumbrando a las nuevas sensaciones.

En cambio, cuando se camina descalzo, la forma de andar es más natural. La punta del pie golpea el suelo en primer lugar y hay un impacto menos agresivo para los huesos y los músculos del pie, por ello te mostramos algunos beneficios de correr descalzo.

Pies más fuertes

Debido a que los músculos, los ligamentos y los tendones de los pies tienen que ser utilizados en su totalidad, el corredor puede desarrollar una marcha más natural y más fuerte, además de conseguir unos pies más ágiles. Los pies más fuertes son útiles sobre todo cuando tienes que mover mucho el pie de forma habitual.

Mejor  postura

Debido a la colocación del pie descalzo en el suelo, podrás tener una mejor postura de movimiento. Será necesario que utilices los músculos para mantener tu cuerpo en posición vertical y moverás los abdominales y la espalda por impulso, sin forzarlos demasiado. Correr se convertirá en un ejercicio completo.

Mejor equilibrio

Cuando estás corriendo descalzo/a podrás estirar mejor los dedos de los pies, excavar la tierra y usar el contacto instantáneo con el suelo para tener una base sólida y conectada con tus puntos de apoyo mientras te mueves.

Es importante empezar con las zapatillas naturales ya que activarás conexiones neuronales desconocidas por ti hasta ahora, ya que correr con zapatillas deportivas es, para nuestro cerebro, como tocar la pantalla táctil de un móvil con unos guantes. No sabría muy bien lo que está tocando, porque no lo percibe de forma directa. Por ello, las señales que percibe nuestro cerebro son mucho más intensas si corremos descalzos.