Uno de los ejercicios más conocidos para mejorar la técnica de carrera es el skipping normal, también conocido como skipping hacia delante. Obteniendo así tres modalidades: alto, medio y bajo.
Es muy importante que el apoyo se haga con el antepié y que haya una coordinación entre el movimiento de brazos y piernas, de manera que la rodilla elevada sea la contraria al brazo que se encuentra más adelantado. Asimismo, hay que activar la musculatura del core para mantener la verticalidad del tronco.
La principal diferencia entre los tres tipos de skipping radica principalmente en el grado de elevación de la rodilla:
Alto: eleva las rodillas unos 90 grados, es decir, hasta que estas se encuentren ligeramente por encima de la cadera. El talón de la pierna elevada deberá quedar muy cerca del glúteo de la otra pierna.
Medio: en este caso, elévalas unos 60 grados, de manera que el talón de la pierna que asciende quede a la altura de la otra rodilla.
Bajo: el grado de elevación en el skipping bajo es el que más se asemeja al que se da a la hora de correr. La elevación debe ser de 45 grados aproximadamente.
¿Qué se trabaja?
- Coordinación brazos y piernas. En este caso, el skipping bajo es el más indicado.
- Bloqueo de la zona media del pie. Practica del movimiento de palanca del pie para generar el impulso.
- Elevación de rodillas. El ejercicio incide en los músculos flexores de la cadera, los cuales se encargan de impulsar la pierna y la rodilla hacia al frente.
- Mejor técnica de brazos. Se trabaja la posición de estos así como su movimiento para ganar impulso.
- Fortalecimiento de los músculos del core y tren inferior. El esfuerzo por mantener el tronco vertical tiene una gran repercusión en la musculatura situada en el abdomen y la parte baja de la espalda. También se fortalece la musculatura de las piernas.
- Potencia muscular. Un amplio número de músculos, tanto de tren superior como inferior, participan generando la fuerza necesaria para realizar el impulso.