El día martes 19 de septiembre de 2017 a las 13:14 horas se registró un sismo de 7.1 localizado a 12 kilómetros al sureste de Axochiapan, en el central estado de Morelos, a una profundidad de 57 kilómetros.
Justo ese mismo día pero a las 11 de la mañana en la ciudad de México se activaron los simulacros conmemorando el terremoto del 19 de septiembre pero de 1985, donde cobró miles de muertes y horas después un acontecimiento similar azoto a los mexicanos.
1:13 de la tarde y muchos niños en hora de clases, personas dentro de sus casas, algunos en sus oficinas trabajando, otros yendo a comprar en algún centro comercial, otros caminando simplemente por la calle o haciendo alguna otra actividad; y sin pensarlo al cambiar el reloj a la 1:14:40 empieza el desastre que azotó a diferentes partes de México, bastaron solo unos segundos para ver como todo se venía abajo, unos segundos para ver tu alrededor caerse, con la incertidumbre de no saber dónde están tus seres queridos, amigo mexicano, fueron los segundos más eternos que alguien pudo tener. Al finalizar el sismo, todo mundo empezó a correr, los carros comenzaron a avanzar de manera rápida, todos queriendo llegar a un destino donde estuvieran seguros todos sus familiares; sin embargo, no todos llegaron con noticias buenas, muchos llegaron y vieron todo derrumbado, la terrible incertidumbre comenzó a correr por todo el cuerpo por encontrar a esa persona, a ese hermano, tío, padre, madre, sobrino, cuñados o a ese pequeño debajo de todo ese desastre, el llanto recobró fuerza para comenzar a buscar con la esperanza de encontrarlos vivos, esperanza que quizá algunos la perdieron al encontrar a su ser querido sin un latido más.
La fuerza también recobro en todos aquellos mexicanos, que sin conocerse, sin ni siquiera saber su nombre se unieron para ayudar, no importo quien fueras, la ayuda fue de vital importancia para salvar vidas, así mismo se siguieron uniendo más manos de países amigos, quienes no nos dejaron solos, quienes dejaron su país para apoyar a esta causa, compañías que abrieron sus redes telefónicas para que las personas que estaban debajo de los escombros y que tenían un celular a la mano pudieran comunicarse, empresas que dieron y están dando donativos, personas que no fueron afectadas y viajaron hasta el lugar, todas fueron manos, manos que fueron y son agradecidas.
Sí … van a empezar a correr diferentes historias, porque así como hay muchas personas que corrieron a la ayuda, un tanto más aprovechara esta situación para crear sus propias historias, para dar información falsa, para demostrar su “solidaridad”, para poner a los mismos mexicanos en contra, pero, todos ellos, olvidan una cosa, el 19 de septiembre del 2017 los mexicanos aprendieron algo, No importa quien seas, no importa la historia, no importa si es verdad o no, no importa si no saben sus nombres, no importan los partidos políticos, lo único que importó en ese momento, fue: Salvar vidas, rasparse las manos, sin dormir, sin parar un momento para comer algo, porque saben que cuando hay una esperanza de vida, lo hay todo, y no pararon hasta llegar a esa anciana, a ese adulto, a ese joven o a ese pequeño que quizá se encontraba estudiando.
Porque sí, es difícil ver todo en ruinas, sí, es difícil ver a las personas en llanto, es difícil ver que personas que conocías ya no están, sí, es difícil ver como corazones dejaron de latir, sí, es difícil ver tu casa derrumbada más no tu hogar, sí, es difícil aun escuchar gritos de esperanza debajo de escombros y querer ir corriendo a rescatarlos, sí, es difícil levantarse después de una situación así, y sí es difícil irte a dormir aún con miedo, pero hay una esperanza: Aún estas con vida, aún con raspones puedes levantarte y aunque es difícil aún puedes y estás de pie.
Así como hace 32 años, Querido amigo mexicano, Tú puedes.